domingo, 21 de junio de 2009

si no votas...

Zaz, pues esto de ponerme a hablar de procesos electorales… cómo les explico. Durante los últimos 9 años de mi vida ha sido el pan de cada día.

En el 2000 viví la ilusión de un partido político diferente y el castigo del “voto útil”. Lo urgente era sacar al PRI de Los Pinos, pasara lo que pasara. Meses después me cansé de oír gente diciendo que les hubiera gustado votar por Democracia Social, pero qué tal que su voto no servía.

¿Saben para qué hubiera servido? Para construir un partido en el que ellos mismos empezaban a creer.

Si, lo sé, lo entiendo y a veces lo comparto. El escenario político nacional es poco motivador. Pero si se fijan entre los derechos del ciudadano mexicano está el votar y ser votado, sólo que ¡también está entre las obligaciones!

Me asusta esa fuerte campaña que ha surgido a favor de no ir a votar, osea eso de andar promoviendo el abstencionismo que ya de por si en este país es alto y mucho más en una elección intermedia.

¿Tenemos realmente idea de lo que implica no salir a votar? No sólo es faltar a una obligación ciudadana, es además una forma de dejarlos seguir haciendo el juego.

Para todos es muy fácil quejarnos de nuestro gobierno, de nuestros políticos, de los partidos. ¿Ustedes saben por quién votaron la última vez para Diputado Local o Jefe Delegacional? En el mejor de los casos ubicamos el partido ¿saben quiénes ostentan hoy esos cargos y qué hacen con ellos?

En las elecciones, como en todo, se trata de poner nuestro grano de arena.

Sé bien que es muy difícil identificar, conocer y entender a cada uno de los candidatos como para determinar quién puede ser la mejor opción, pero quedarse encerrado en casa volteando para otro lado no es la solución.


No olvidemos que los recursos públicos que se entregan a los partidos se determinan en función del porcentaje de votación que obtenga cada uno, mientras más porcentaje tengan sobre la votación total emitida, más dinero entra a sus arcas.

Y tampoco es lo mismo ir a la urna y dejar la boleta en blanco, que anularla (es decir tachar más de un recuadro o toda la papeleta) ya que en el primer caso no se suma a la votación total emitida y en el segundo sí. Con todo y que ahora el debate sobre cómo contabilizar esos votos está que arde.

Al final del día, el ejercicio del voto es la manifestación de la voluntad del ciudadano. Si nos quedamos en casa y no nos manifestamos, no nos quejemos después de que nuestra voluntad no sea tomada en cuenta, de no sentirnos representados. Mejor al menos ir a decir que no estamos de acuerdo con ninguno de los ahí presentes.

¿Nos sentimos constantemente manipulados por los partidos? No nos engañemos, esta campaña abstencionista también trae un afán manipulador detrás, de alguien a quien le conviene controlar al voto duro que sí estará en las urnas.

Total, bien dicen que cada país tiene el gobierno que se merece. Ustedes saben si opinan sobre lo que merecemos o dejan que alguien más lo haga.

1 comentario:

Juan Valdez dijo...

Qué será mejor: aceptar la realidad y continuar apesar de ella, o ser idealista y luchar toda tu vida, aunque nunca lo logres? Yo prefiero ser de los segundos, aunque a veces me sienta cansado de ver que las cosas no cambian. Aquí y allá es igual, así que también es un hallazgo saber que aunque la evadas, la realidad siempre sigue ahí y parece perseguirte. Poniéndome trascendental, creo que la falla radica en la naturaleza humana... y si es así, estamos condenados, como decía por ahí un filósofo, a vivir "el eterno retorno de lo mismo".