sábado, 31 de enero de 2009

Chofi invitado - Mariposas en el estómago

Emepetrés mariposón
Texto: La Cordero*
Sí, mire, le venimos ofreciendo las cien, las cien canciones más románticas de la historia. Contiene éxitos como "Eclipse total del corazón", el tema del Titanic, "Siempre te amaré" con Güini Jiuston y varias más, en formato emepetrés. 10 peso le vale, 10 peso le cuesta. 
"Turn around, every now and then I get a little bit lonely... BEEP... Once more you open the door and you're here in my heart and my heart will go on and on... BEEP... And I will always love you, I will always love youuuu, You, my darling youuu, hmmm... BEEP". 
Y es que cuando uno se enamora a veces llega a creer que esas cursis canciones en realidad son románticas. Bleagh. Lo cursi me llega a empalagar. 
Pero eso sí, no cambio por nada la sensación de cosquillitas en las entrañas cuando uno está en el proceso del apendej... digo, enamoramiento. Ajá. Ese momento en que estás conociendo a alguien, que hay salidas frecuentes, que empiezan a contarse su vida y encuentran un montón de coincidencias afortunadas. 
Esa sensación que, comúnmente, llaman mariposas en la panza. Porque sí, así se siente cuando sabes que vas a encontrarte con esa persona que te emociona, que te hace reír, que te mira con ojitos de Bambi, y te dice cosas bonitas al oído. 
No sé si sean mariposas. A veces parecen colibríes porque aletean demasiado rápido. Quizá es porque se espera con más ganas ver a la persona que provoca que se alboroten los insectos estos que tenemos en la panza. 
Y entonces uno sonríe como tonto. Y aprieta los labios. Y espera que las mariposas o los colibríes o lo que sea que aletee ahí dentro no se escape, para que la sensación dure, dure mucho, y si es posible no acabe nunca. 
Sí, mire, productos de alta calidad le trae a la venta la crema de veneno de abeja para esos dolores musculares, para la inflamación. 20 peso le vale, 20 peso le cuesta. 
Pero no, no son dolores lo que se siente en las entrañas. Es una especie de vacío que se llena de emociones, que se manifiesta con un brillo en los ojos y con una sonrisa tatuada en los labios. 
Ajá. Yo sí estoy enamorada. No es casual el peluche rojo tan cursi en el tablero de esta unidad y el corazón de terciopelo con nuestra iniciales colgando del retrovisor. Es que ya viene el día de San Valentín y hay que ponerse a tono con la fecha. 

*La Cordero no se enamora tan fácil. Pero cuando siente mariposas en la panza, primero se desparasita para comprobar que no son lombrices, y luego se deja llevar por el sentimiento. 

viernes, 30 de enero de 2009

Revoloteos en la panza


Tema: Mariposas en el estómago

Solamente dos veces he sentido mariposas en el estómago. La primera fue hace mucho tiempo… tenía tres años. Estábamos en Liga Tranviarios, pues iba a jugar beisbol (sí desde esa edad) y de pronto llegó la sensación de que me revoloteaban decenas de mariposas.

Mis padres no le dieron importancia y pensaron que ese día no quería entrar al diamante, me dormí, y desperté unas horas después, con millones de mariposas tratando de salir.

Luego de un par de visitas al hospital, terminé internado y sin apéndice, aunque con un panda de peluche que me acompañó un par de años más.

La segunda fue cuando iba en secundaria. Tenía que ser amor… seguro era amor. Escuchaba a mis compañeritas platicar que cuando uno se enamora sentía “mariposas en la panza” y eso sentía. Seguro era ella. Se sentaba a mi izquierda y era sumamente hermosa. Sin embargo seguía con las “mariposas” por las tardes, por las noches y los fines de semana que no iba a la escuela... y que no la veía.

La sensación no duró mucho, resulta que tuve una peligrosa y casi mortal infección intestinal que me mandó a la cama por una semana, con inyecciones tres veces al día. Incluso un par de compañeros fueron a casa a visitarme… y a llevarme la tarea.

Desde entonces no quiero sentir a las famosas “mariposas”.

jueves, 29 de enero de 2009

gusanos, mariposas y otros insectos

Lo tengo que decir, no me gustan pero nadita las mariposas. Además de lo cursi que me parece verlas estampadas en diversos textiles o convertidas en broches y prendedores multicolores, me molesta bastante cuando me revolotean por la cara.

De ahí que eso de sentir “mariposas en el estómago” pues no vaya mucho conmigo, en todo caso prefiero decir que “me baila un gusano en la tripa” que al final es casi lo mismo.

La otra parte del asunto es que por alguna razón todo mundo asocia esa sensación con el absurdo estado de enamoramiento, que tiene otros efectos como el de poner cara de borrego a medio morir, sonreír ante las más inverosímiles situaciones e ir por la vida medio amensado.

Pero ahí les van otros momentos en los que, al menos a mí, me bailan gusanos en la tripa (y por cierto, no todos gratos).
  1. Al subir a un avión. Desde que estoy en la sala de espera hasta que me bajo en el destino. Peor aún cuando empiezan las tarugadas de bolsas de aire y turbulencias. Créanme que no me hace la menor gracia
  2. Cuando descubro que la regué… generalmente en cuestiones laborales pero no de manera exclusiva. Siento que se abre un boquete en mis entrañas y aparece no un gusano sino todo un basilisco. Afortunadamente sucede poco
  3. Cuando me hacen subir a cualquier sitio alto, más allá de un sexto o séptimo piso. El asunto es casi como con los aviones… si la conclusión es correcta, lo que no me gusta son las alturas
  4. ¡Al planear las vacaciones! Y no es que la sensación me dure necesariamente todo el viaje, pero la emoción previa de seleccionar el destino, hacer el itinerario, empacar, planear, etc., me emociona muchísimo
  5. Cuando juega mi equipo, casi en cualquier deporte. Ya sea para bien cuando anotan a favor o para mal cuando es en contra. Ni qué decir cuando se les ocurre perder un partido importante. Por cierto, de los peores ataques de bichos en la panza los he sentido en los últimos 10 ó 15 minutos de partidos como el México vs. Holanda en el mundial de Francia o en la serie de penales contra Bulgaria en Estados Unidos
  6. Los minutos previos a que el auto #20 de NASCAR México salga a la pista y todo el tiempo que dura en ella. Esa es una de las emociones que más disfruto y que en ningún lugar se siente como en los pits

Y ¿han sentido las mariposas, gusanos o escarabajos en un micro rebasando en Viaducto? ¡¡¡Pues súbale que le vamos a acelerar!!!

miércoles, 28 de enero de 2009

Y las mariposas.

- Chofer ¿me das chance de tocar una canción?
- Échale pues...


- Vámonos, al fin que ya quedaste.

Ya ven, siempre que me toca conducir el microbus se sube puro vato a cantar rolas.

lunes, 26 de enero de 2009

como una mariposaaaa...

¿Cuántas veces han experimentado ese sentimiento de mariposas en el estómago?


Yo… pocas ocasiones y ahorita vivo algo en ese canal, en el de los dolores abdominales, acompañados de sensasiones extrañas que médicamente no tienen razón de ser. Eso es extraño, me siento de pronto algo tonta porque no pienso en nada, bueno… si de por si… ahora con mayor razón me mantengo solamente flotando en esa nube de felicidad que no se si sea verdadera o simplemente momentánea.
nótese lo rídiculo y cursi de la imagen...

En este momento no se si esa sensación es parte del amor, de los nervios, de la angustia o simplemente de mis ganas de encontrar a ese alguien especial… pero es divertido, me acuerdo de la secundaria, cuando entre los pilares de la escuela intentaba ocultarme del niño que me gustaba…
O de las novelas en las que por causa de algún estúpido narcótico que se desprende en el cuerpo humano al sentir la atracción de un semejante, hacen al protagonista actuar de manera rara, tonta, sonriente y despistada.
Hoy queridos usuarios, no les cobraré el pasaje, estoy muy contenta y espero que disfruten de las canciones de amors que sonarán durante todo el trayecto, ya hasta se me olvidó el tráfico y la manifestación que me retrasó algunos momentos la salida.
Espero que esto se contagie, esta sensación de felicidad que quisiera que fuera eterna, y que me tiene con una gran sonrisa que ustedes podrán ver al subir al Micro.


Pero no estoy segura de que sea amor, el amor no existe, (es un mero pretexto para vender cosas…) tal vez sea gastritis, o una infección intestinal… Pero eso se escucha muy feo, mejor me quedo con las mariposas y no de las monarcas contrario a lo que pudiera pensarse…

sábado, 24 de enero de 2009

Chofi invitado - Sueños y pesadillas

Abrumadora realidad
Texto: La Cordero*
Estimados pasajeros, esta ruta no será muy larga, pero aprovechen para recargar su cabeza en la ventanilla o en el hombro del de junto. Cierren los ojos y duerman hasta llegar a su destino. 
Tal vez les haya pasado. Despertar con el rostro mojado por las lágrimas o abrir los ojos y soltar una sonora carcajada. Lo más curioso de los sueños es creer que aquellas historias que se producen en la mente mientras dormimos pueden ser abrumadoramente reales. 
Han sido varias las ocasiones en las que amanezco llorando inconsolablemente a causa de las pesadillas, esas en las que mi hermano muere atropellado o cuando mi ex jefa me reprende frente a todos mis compañeros del trabajo, entre otras. 
Entonces abro los ojos, respiro profundamente, me hago consciente de que estoy en mi cama y de que todo fue una mala jugada de la cabeza, mientras se supone debería descansar. 
Lo divertido es despertar entre risas. Lo extraño es que, cuando pasa, no recuerdo qué había soñado. Y esos días suelen tener muy buena vibra. 
Alguna vez amanecí con un dolor en el hombro, de lado izquierdo, muy cerca del corazón. Era inexplicable. En algún momento del día, como en un flashazo, recordé que había soñado que me asaltaban frente a mi auto. Que los maleantes me disparaban en el pecho, y que al voltear, la sangre escurría por mi espalda y se pegaba en el cristal y la puerta del vehículo en que estaba recargada. 
Y qué tal cuando despiertas y te saboreas los besos que algún amor platónico te dio, aunque haya sido entre sueños. Cuando imaginas que esos labios besan tan bien, aquellos que has mirado tanto tiempo y deseado probar mientras lo oyes platicarte algo interesante. Pero entonces amanece y te das cuenta de que fue un sueño. Al menos la ansiedad de probarlos se te ha quitado, aunque lo hayas hecho mientras dormías. 
Así que lo bonito de los sueños es que sean una extensión fantasiosa de la realidad y que a veces estas historias se prolongan hasta la conciencia, a menos que se trate de pesadillas, porque de esas quisiéramos despertar cuanto antes y saber que, en efecto, sólo es una producción patrocinada por los traumas, las decepciones y la necesidad de saber que no es verdad. 
No se les olvide, que la bajada es por atrás. 

*La Cordero no es escritora, nomás escribidora. Nomás reportera, esclava de la tecla, tortillera de la información, testigo y protagonista de la vida, narradora de mundos de fantasía y realidad.

viernes, 23 de enero de 2009

De sueños


Tema: Sueños y pesadillas

Desperté con la frente aperlada y el corazón a más de 100 pulsaciones por segundo. El sueño había sido tan real que aún despierto seguía dentro de la dinámica y volteando a todos lados, para buscarla.

Mis sueños siempre han sido así. Puedo sentir las texturas y recordar los colores (aunque algunos digan que se sueña en blanco y negro). Los olores son más intensos que en la realidad. Es como si todas las sensaciones estuvieran aumentadas… al cubo.

Hay días en los que –incluso-- tarareo por horas la canción que fue parte del sueño. Es peor cuando es una pesadilla, pues mi cerebro se involucra más que de costumbre.

Con los sueños siempre hay algo de mí que sabe que son eso, sueños, e incluso a veces puedo alterar, a conveniencia, el rumbo de la historia. Con las pesadillas me siento como un espectador.

Cuando niño tenía ese sueño. Clavaba una y otra vez los spikes mientras giraba los talones y movía los dedos de las manos apretando fuerte el bate. Era como una película, pues había dirección de cámaras… close up a las guantaletas… corte al casco y una mano acomodándolo… corte al pitcher que tomaba la pelota por las costuras… corte a la mascota del catcher… corte al bate comenzando a moverse (en cámara lenta) y haciendo contacto con la pelota.

Contrapicada y la pelota volando hasta vencer la barda del Yankee Stadium… corte a cámara fija y el McCoy corriendo el diamante con el brazo en alto mientras los Yankees salían del dugout a esperar a que pisara el home para festejar el triunfo del séptimo juego de la Serie Mundial.

Aunque tiene años que ya no se presenta ese sueño.

Últimamente he soñado con ella. Con esa tarde/noche en la que recargó su cabeza en mi hombro mientras veíamos la lap en ese café. Sus ojos llenos de brillo y esa sonrisa acompañada de un “¡McCoy!” para que ya no continuara la broma.

Sueño que deja su carro en el estacionamiento y que, por vez primera, quiere compartir el viaje en el rompecabezas… y después despierto, aunque no siempre a tiempo para tomar las llaves de ‘la micro’ y sacar lo de la cuenta.


jueves, 22 de enero de 2009

sueños que nos meten en líos

¿Nunca han soñado algo y al despertar descubren que fue más real de la cuenta?

Está por ejemplo el sujeto que en sus sueños es futbolista profesional y se avienta históricos cotejos en los brazos de Morfeo. Las consecuencias usualmente las sufre quien comparte la cama con el interfecto y amanece con codazos en el rostro, ojos morados, patadas, etc.

Luego tenemos al que es medio sonámbulo, o sólo que su sueño es más profundo que su conciencia. Entonces es capaz de levantarse de la cama, establecer conversaciones, hacer llamadas telefónicas, agendar reuniones, etc. A causa de lo anterior suele dejar plantados a quienes citó o despertar en el coche sin saber cómo llegó ahí.

Probablemente el más incómodo y vergonzoso viene después de consumir líquidos antes de dormir, soñar que uno se levanta de la cama (o de cualquier otro escenario) y se dirige al baño para “aligerar esa carga”. Usualmente a quienes tienen esos sueños los despierta una sensación de cálida humedad inexplicable acompañada de un olor peculiar como de túnel de CU.

En mi caso particular, reconozco que mi subconsciente no se desconecta mucho del consciente, así que tengo sueños recurrentes relacionados con eventos próximos. Sueño por ejemplo que no me entregan mi título de la Universidad porque debo materias (aunque el título cuelga en mi hogar desde hace años), o que tengo una cita importantísima y me encuentro al otro lado de la ciudad, sin auto y en pants, ya en casos graves que se me olvida ir a trabajar y me doy cuenta cuando me buscan a las 12:00 del día y yo sigo en pijama.

Tal vez se burlen, pero una de las situaciones más hilarantes (para los demás) que he vivido, es la de soñar que me levanto, me meto a bañar, me visto y hasta tomo las llaves del coche. Claro que para cuando en efecto abro el ojo es más tarde de lo oportuno y yo sigo en las cobijas.

Peor aún cuando siendo estudiante me quedé dormida en clase. Estratégicamente me ubicaba en la última fila del salón, y ahí ni quien se metiera con mi sueño. Hasta ese día en que la maestra hablaba apasionadamente de la historia de la literatura universal y yo tuve uno de esos sueños en los que caes al vacío. Claro que desperté con un sobresalto tal que todo el mundo me volteó a ver, incluyendo a la docente que interrumpió su brillante exposición. Yo la verdad no entendía nada, hasta que mi vecina me explicó “algo soñaste, porque pegaste un grito”.

Al final me sacaron del salón, francamente ¡qué poco respeto por las pesadillas de los demás!

martes, 20 de enero de 2009

Tengo un sueño... y algunas pesadillas.

Imposible ser tan ajeno a la fecha en que me toca subirme a la micro y hablar de sueños y pesadillas.

De inicio tenía toda la intención de convertir el micro en un consultorio de terapia (no de esas salas de terapia con final feliz), con un cómodo sofá, un tipo disfrazado de Sigmund Freud y aprovechar para soltar algunas pesadillas infantiles recurrentes que marcaron mi crecimiento y que seguramente tenían alguna razón de ser escondida en lo más perverso, oscuro y recóndito de mi ya de por sí extraño subconsciente. (eso explicaría tantas cosas)

Pero con la manifestación y las calles cerradas que me topé por la cantidad de gente obsesionada con la toma de juramento de Barack Obama en Washinton, era casi imposible hacerme el ajeno y no hablar de los sueños y pesadillas que me provoca el suceso.

Súbale, hoy la micro se pone política y hasta mesa de debate tenemos en el fondo, allá por donde está la bajada.

Si de sueños se trata, pues pongamos los puntos sobres las íes de lo que me da la gana quisiera sucediera.

Mi sueño es que los medios dejen de ensalzar tanto a un prometedor presidente extranjero. Que seamos objetivos y ecuánimes en lo que puede hacer y no y dejen de verlo o retratarlo como un superhéroe mágico.

Quiero que mis amigos gringos (Mei Mei, Patty, Al) tengan un presidente del que se puedan sentir orgullosos, alguien a quien de entrada, no se le pueda señalar de inepto.

Estaría increíble dejar de tener pesadillas en las que mis amigos se quedan sin trabajo por recortes laborales que nunca dejan fuera a los inútiles que no proponen nada al escribir ni al publicar.

Sería un lindo sueño que en México dejáramos de discutir por cosas intrascendentes como el próximo nieto de Luis Miguel e hiciéramos algo porque haya más cultura para más gente.

Otro sueño que traigo es que la gente deje de tener miedo a decir “no sé”. Como si fuese pecado capital admitir que algo se desconoce., que no se entiende. Y más en el ejercicio del periodismo que nos rodea… donde todos lo saben todo, desde el columnista especialista a los editores sin experiencia reporteando incapaces de definir una nota o ver las cosas con perspectiva.

Sueño con que un día, los errores cometidos en el pasado (una vez que aprendimos de ellos, que los enfrentamos, que los aceptamos y nos tiraron al suelo) dejen de cobrarme un pago mínimo diario y me dejen ponerme de pie.

Sueño con no soñar… para en una de esas, tampoco tener pesadillas.

Súbale a su micro.. hoy se vale la reflexión cuasi metafísica… es cuestión de sueños y pesadillas.

lunes, 19 de enero de 2009

El ataque del tiburón…

El día era soleado, estaba observando en un mapa pegado en la pared, la isla que poco tiempo después recorrería a pie para conocer todos y cada uno de los rincones… de pronto estaba parada sobre un muelle, viendo el azul fundirse en el horizonte con el cielo…
De pronto sentí el empujón, nunca supe ni cómo ni quién había sido pero me vi cayendo lentamente al inmenso y azulado líquido, no tenía miedo hasta que lo vi…
La inmensa figura jugueteaba con otra de menor tamaño, todo parecía indicar que no me habían visto, por lo que de manera sigilosa (¿eso se puede en el agua?) comencé a patalear para salir sin ser vista, pero no lo conseguí.
El violento tiburón comenzó la persecución, por más que movía mis extremidades no avanzaba ni un palmo hasta que sentí la feroz mordida…
En ese momento desperté… malditas pesadillas!!! Apoco no es horrible soñar con balazos, ¿nunca los han sentido? Yo si y se siente re feo, o caerse a un abismo sin fondo… o ser perseguidos y como en las caricaturas no poder correr a pesar de estar moviendo las piernas!!!...

¿Por qué será que soñamos?, siempre me lo he preguntado, creo que en ese momento nuestro cerebro debería descansar al igual que el resto del cuerpo, sobre todo después de los abusos a este tan importante músculo grisáceo.
Pero eso lo digo hoy que tuve ese horrible sueño… horrible porque el dolor y la desesperación eran insoportables… Pero la verdad me gusta soñar, casi siempre lo hago, bueno dicen los expertos que siempre, pero luego se nos olvida… a mi no, la mayoría del tiempo tengo claro lo que sueño y casi siempre son cosas bonitas… como conocer al hombre de mi vida pero no verle la cara… Ser una turista eterna que conoce los más increíbles y fascinantes lugares siempre acompañada de gente que se quién es pero sus rostros no coinciden con sus nombres… O en las más extraordinarias aventuras en las que salvo al mundo o me gano la lotería.

Finalmente creo que todo tiene un significado, es nuestro subconsciente gritando las respuestas a todas las preguntas que durante las horas despiertas nos hacemos una y otra vez…


Buen inicio de semana, súbale que hay lugar y no tengo sueño!!! Porque no quiero ser mordida una vez más

domingo, 18 de enero de 2009

Chofi invitado - ¡Arriba las manos!

Un Buen Asalto

Texto: Marlene Corona Vigoritto*

Ese día Tito fue despedido de su trabajo, no era el mejor de los trabajos, pero le daba su quincena segura con la que compraba su despensa, pagaba su renta, los gastos de su pequeño pero acogedor departamento y hasta podía invitar a Lina su novia de vez en cuando al cine, siempre que fuera en miércoles, por cierto ese día era miércoles e irían a ver esa película de acción, donde mataban a muchos como las que le encantaban. Cuando el Señor Gómez le hizo firmar su renuncia pensó que eso era lo peor que le podía pasar, que equivocado estaba.

Serían las once cuando Tito se dirigió a su depa con su cara de compungido y recién afiliado al club de los desempleados de esta ciudad, cuando llegó al edificio de azulejos azules en la Colonia Álamos notó movimientos inusuales, claro que Tito nunca estaba a esas horas en el edificio así que pensó que era normal, subió las escaleras para encontrarse frente a la puerta de su departamento a Doña Josefa – Titito, pues con la pena pero es que vino Don Tobías y dice que se te acabó el contrato y que como no renovastes pus te vas a tener que ir hoy mismo, me da harta pena Titito, pero pus ya ni modo-, mientras Doña Josefa hablaba, Tito, entró y comenzó a hacer sus maletas, no lo podía creer, perder el trabajo y el depa el mismo día, pero lo consolaba que iba a ver a Lina, se iba a distraer en el cine y ella lo apapacharía. A las 5 en punto llegó por Lina que salió con su colita de caballo perfectamente peinada, su faldita de gamuza y unas botas color vino – te ves preciosa- dijo Tito- ¿nos vamos? – Tenemos que hablar- los enormes ojos avellana de Lina dejaron de brillar – Ya no puedo seguir contigo creo que no te amo… - No había terminado de decirlo cuando Tito caminó hacía el parque con la cabeza baja y visiblemente agitado, no era posible nadie tiene tan mala suerte como para perder el trabajo, la casa y la novia el mismo día, sus pensamientos viajaban de atrás para adelante recorriendo lo sucedido, lo había perdido todo, cuando de pronto sintió un frío extraño en la cintura, y una voz dijo “Arriba las manos”- no es cierto, no puede ser, es lo único que me faltaba, que me asaltaran- volteó hacía el atacante con más incredulidad que miedo y sus pensamientos vagos no lo dejaron obedecer la orden, no levantó las manos, el asaltante forcejeó unos segundos para quitarle la cartera y soltó un tiro que hirió a Tito a la altura del pecho.

Unas horas después despertó Tito en un  cuarto de hospital conectado con una aguja al suero, con una mascarilla sobre la boca y con mucho dolor, abrió los ojos y observándolo estaban, el Sr. Gomez, Don Tobías y Lina los tres muy preocupados por su salud. Le devolvieron su trabajo, le renovaron el contrato de arrendamiento y Lina descubrió que tal vez si lo amaba. Tito solo pensó -ese sí que fue un buen asalto, me quitaron la cartera pero me devolvieron mi vida, lo mejor es que en la cartera solo traía 20 pesos.

*Marlene aprendió a actuar que lloraba si le daban una corona de belleza, afortudamente el mundo de las letras la rescató y no es difícil verla escribir en servilletas y hojas de cuaderno cuadriculado en algún café que quede cerca de la Ruta.

sábado, 17 de enero de 2009

Chofi invitado - ¡Arriba las manos!

¡Arriba las manos!

Texto: Rougite*

Cuando uno lee o escucha esa frase, inevitablemente la relaciona con algún asunto de delincuencia... Yo, lo relaciono directamente con esas escenas peliculeras donde un tipo de gabardina y sombrero pone la pistola en la espalda de su víctima y entonces se avienta la frase célebre.

En mis cortísimos 27 años de vida y viviendo en la zona metropolitana del D.F., tengo la fortuna de formar parte del selectísimo grupo “Nunca me han asaltado”, cosa que debo agradecer a mi suerte y pue’ que a mi ángel de la guarda. (Espero no estar dándole ideas a alguien).

Al margen de mi fortuna, cuando empecé a pensar en cómo abordaría este tema en la micro, me pregunté: ¿Quién chingados dice “arriba las manos” cuando se dispone a atracar a alguien?” Me parece una frase ñoñísima y yo más por las estúpidas correlaciones y lugares comunes en los que caigo. En fin, según me han dicho algunas víctimas, los hampones usan frases más chidas y elaboradas como “’Ora si ya te cargo la chingada”, “No grites o te parto la madre”, “No vayas a hacer una pendejada o te reviento”... Vamos, el uso de la violencia verbal es casi un recurso indispensable para la aquel que delinque. También se me ocurre que los operativos de la policía son un buen pretexto para aplicar el bonito “arriba las manos”.

Ahora bien, como mi primer referencia al tema de esta semana son dos enormes idioteces que seguro el 99% de la gente piensa, pero mi capacidad para torcer las cosas y decir estupideces me ha llevado a pensar en unas cotorras situaciones en las que aplicar el “arriba las manos” (las de uno, las de otro, o de varios) es algo meramente disfrutable.

1.- El concierto será, para mí, la mejor oportunidad de practicar la alzada de manos. Siempre aplica para aplaudir, para mover los brazos de un lado a otro, para marcar con el puño el ritmo o los acordes de una canción. Mi nivel de disfrute conciertero es casi directamente proporcional a la cantidad de tiempo que tenga las manos en alto, recuerdo el último concierto al que fui, cómo no marcar con las manos ese “tara tarara tarara taraaaaaaa” de “Manuel Santillán, El León”. Los Fabulosos Cadillacs saben bien de esto cuando aplican eso de “levanta los brazos mujer, y ponte esta noche a bailar”, ¿cómo no hacerles caso? En fin, el punto de esto es que el gusto de ver a una banda en un escenario, ejecutando para mí, es el pretexto nomber guan por excelencia para tener “arriba las manos”.

2. Aquellos que laboramos en una oficina desde tempranas horas de la mañana, por ahí del medio día (12 o 13 horas) llega ese bonito momento de hartazgo, hueva, sueño, bostezos, distracción y rugidos de panza que indican que la hora de comer se acerca. En momentos así, ¿cómo no aplicar el “arriba las manos” para discutirse un envidiable estiramiento de esos que te hacen sentir que se te van a dislocar los hombros? ‘Ora que si uno lo acompaña de un gran bostezo digno de cualquier revisión dental, la misión de desestrese estará muy bien lograda.

3. El otro uso lúdico que le daría a esta bonita frase tiene sus condiciones y requiere de la interacción con otra persona, que puede ser del mismo sexo o no, “asegún” la preferencia personal... Me refiero al acto de despojarte de tus prendas cubridoras de la mitad superior de tu cuerpecito tuyo de ti cuando se trata de entrarle al disfrute concupisciente.

¿A poco no es bieeeen bonito cuando uno llega el punto de levantar las manitas pa’ que le quiten la blusa, playera, camiseta, sueter, etc, etc, etc? Aunque la actividad tenga sus variantes, quitarse la ropa será siempre un momento que:

a) Pase desapercibido ante la urgencia calenturística del gozo carnal.

b) La armónica fluidez del acto sea interrumpida por la torpeza de uno, otro o ambos dos.

c) Inteligentemente sea usado como un juego más de sensualidad y seducción.

Sea como sea, siempre resultará divertido el jueguito.

Ya me colgué escribiendo babosadas, pero mi compromiso con la comunidad se verá recompensado si la próxima vez que escuchen un “arriba las manos” y no te están asaltando, seas capaz de pensar en cualquier otra estupidez y no tengan referencias comunes como yo.

*Rougite, que siempre está dispuesta a compartir las idioteces que pasan por su cabeza siempre y cuando le proporcionen un pretexto.

viernes, 16 de enero de 2009

Sótano

Tema: ¡Arriba las manos!

--No quiero, dijo con voz apagada.

--Es que no te estoy preguntando.

--Pero es que… yo no quiero.

--Si no las subes va a ser peor.

--No hace falta que me las pongas, de verdad que no hace falta.

--¡Sube las pinches manos!

Levantó los brazos, lentamente, mientras él colocaba las esposas y la detenía de los tubos que cruzaban el techo de la pequeña y mal iluminada habitación.

--¿Me vas a pegar?

--Sólo si te portas mal.

--Entonces me voy a portar muy mal.

Estaba a punto de arrancarle la blusa, cuando la puerta se abrió de golpe y entró corriendo un niño.

--Papá, ¿por qué tienes amarrada a mi mamá?

--Por nada hijito, solo estábamos jugando… vete a tu cuarto.

--Te dije que baja mucho al sótano, pero no me hiciste caso… ¿no podemos coger en la cama como toda la gente?

jueves, 15 de enero de 2009

¡arriba las manos!

Sintió algo frío, muy frío en el cuello. No tenía muy claro si era un afilado metal, la boca de un cañón o sólo la reacción de su cuerpo a la voz que le había susurrado “arriba las manos”.

Estaba muy oscuro, por supuesto no vio ni siquiera una silueta acercarse. Lo extrañó fue que tampoco escuchó ruido alguno, ni una pisada, un eco… nada.

Seguía con la helada sensación en el cuello, mientras se iba desplazando por toda la espalda. Trataba de agudizar los sentidos, buscando identificar si había alguien más, alguien que pudiera intervenir, aunque no necesariamente sería para bien.

Siempre se consideró valiente, lo suficiente como para reaccionar con sangre fría en un momento así, pero las situaciones hipotéticas generalmente no se parecen a la realidad.

Ahora sentía cada músculo tenso, le hormigueaban los brazos y las piernas, no lograba concentrarse en nada, ni en la idea de correr o tirarse al piso, ni en pensar en encarar al misterioso sujeto que estaba a su espalda, ni en defenderse. Cada pensamiento se atropellaba con los demás.

Hacía ya un tiempo que portaba un arma, sin importar las advertencias de todos. En ese momento le retumbaba una en particular “si sacas una pistola, es para usarla… o sales perdiendo”. Poco a poco esa frase empezó a imponerse sobre el resto de sus pensamientos. Sintió la pistola en su costado y se armó de valor.

Un rápido movimiento, un sonido seco y una silueta cayendo al piso.

“¡No mames wey! Era broma” apenas alcanzó a decir su mejor amigo, sangrando en el piso, mientras soltaba el pedazo de fierro con el que le quiso asustar.

miércoles, 14 de enero de 2009

¡Y que se sube un tipo al micro!...

Pus simona la cacariza, el chofer asignado anda medio crudelio y el chalán entró al quite para esta vuelta. Nunca había pasado de "a ver perro, sácale brillo a la lámina", "ahí cóbrale en lo que tiro la nutria" o "chínguele al súbale, súbale, súbale, hay lugareeees". Esta mañana me dijo: "Vas, date un vuelta".

Entonces andaba yo en esas y entendí que me mandó a darme el rocanrol en el pesero porque no había nada de gente en el camino. Nadie hacía la parada. Tonces en un alto un carnal se puso en la puerta y me preguntó: ¿chofer me dejas aventarme una rolita? Y le contesté: Pus, no hay pasaje carnal. Me dijo: Sirve me das un aventón y te alegro el camino aunque sea. La neta no traigo varo y voy bien pinche lejos a patín. Pus ya nomás le dije: Cámara.

El chavo éste, tenía pinta como de vagales sin oficio ni beneficio, pero me dio confianza. Y comenzó a cantar:


Y pus luego nos fuimos platicando de todos esos atracos que nos había tocado ver. Le platiqué cuando por ejemplo, era yo un mocoso puberto y que me bajaron un guacho y cien varitos saliendo del metro. Le platiqué también de aquella, donde dos malandrines se subieron al metro amagando a una chava con una fuzca y soltaron un plomazo al aire. Eso pasó en el trayecto de Pino Suárez a Merced, en los vagones de casi hasta adelante. Y le platiqué de aquella otra...

- ¿No de ésta?
- ¡Mejor ésta!
- Jajaja, ¿cuál, la que apesta?
- Jajajaja, no, ¡la que sube y se acuesta!
- Jajajaja
- Jajajaja

De aquella en donde un buen valedor iba escuchando sus audífonos en un micro rumbo a Cuauhtepec barrio alto. Luego, se le acercó un tipo muy acá, diciéndole que le diera el celular y pus como este valedor estaba pajariando le preguntó: ¿Qué? -¡Que me des el celular! Y le cortó cartucho en la espalda. Pus este valedor le dio el celular que traía en el otro bolsillo y el ratero le dijo: ¡Y eso también! Y pus así le bajaron el aipot a este carnal.

- ¿Me dejas aventarme otra rolita? - Cilantro y cebolla. - Bambi. Y empezó:


- ¡Chido chofer, que llegues con bien a tu destino!
- Cámara, ahí nos vidrios al ratón vaquero.

Arriba las manos... la demencia colectiva

Nunca ha dejado de llamarme la atención el hecho de que las fiestas, el alcohol, las sustancias embrutecedoras y hasta el simple hecho de andar bien vestidos (traje y corbata o vestido largo para ellas, como vestimenta opuesta a la cotidiana) sirve de argumento colectivo para que desde la niña más fresa hasta el emo más miserable, no reaccionen cuales borregos musicales cuando en una boda, el “grupo versátil” se encarga de iniciar esa etapa de la fiesta que incluye el baile colectivo, la coreografía retro perfectamente recordada y coordinada (conozco varios que aun saben cómo se bailaba el aserejé) y el frenesí corpóreo cuando se escuchan los bailes del perro, del mono, del caballo, de la rata en crisis y del cangrejito playero.

“Y todos para abaajoo.. y todos para arriiibaa”, y allá vamos. Obedientes, inocentes. “Levantando las manos, llegando bien arriba, Moviendo la cintura, Un movimiento sexy, ooohh!!... Es el ritmo nuevo que traigo para tiii”, y no importa lo mucho que la cancion pueda ser aborrecida por incontables argumentos muscales y del buen gusto, igual hacemos más que seguir las instrucciones.


Sigo sin dilucidar si es demencia grupal, si lo que llaman conciencia colectiva funciona de manera extraña en estos eventos.


Yo lo único que sé es que cada vez que escucho la frase “arriba las manos”, pienso en bodas, XV años y huateques de ese tipo… quizás está mal mi referencia, pero bueno, la ruta se puso reflexiva cuando alguien subió y pidió que todos levantaran las manos… no fue un asalto, pero algo parecido.


Uno de esos guitarristas-músico-independiente-unplugged que buscan el aplauso del público y lo único que encontró fue un micro poco congestionado al que le gusta escuchar música de adulto contemporáneo.

Lo bajé en la siguiente esquina y hasta le cobré el pasaje.


Eso sí es decir “arriba las manos”… a bailar !!

lunes, 12 de enero de 2009

Uno de ladrones...

¡¡ARRIBA LAS MANOS!!

¡Esto es un asalto deme su celular!

15 44 2132.323.


Jajajaja, para iniciar con una sonrisa
La ruta continua al rato... voy de prisa me quedé sin frenoooos.....

viernes, 9 de enero de 2009

¡No caigan en provocaciones compañeros!

Tema: Marchas, plantones y manifestaciones.

No tolero las marchas que no se realizan con el puño en alto y la consigna: ‘¡Esta mano sí se ve, esta mano sí se ve!’ o ‘El pueblo unido, jamás será vencido’. Si no hay una pancarta que diga ‘La tierra es de quien la trabaja’, simplemente no es una marcha… es un estorbo.

Y las peores son las marchas que son convocadas por los ‘poderosos’, esas en las cuales se pide ir vestido de ‘blanco Lacoste’ y con sweter amarrado el cuello.

Las marchas deben existir; son igualitarias, nos recuerdan que nosotros somos el poder y que debemos exigir al gobierno que hagan lo que no están haciendo. ‘Queremos solución a nuestra petición’.

Solo las marchas sociales deberían de existir. De lo contrario, están destinadas al fracaso, como la famosa ‘marcha para la paz’, que sirvió, en cambio, para que aumentara la delincuencia en un 17% ese día. O que en plena manifestación se hiciera el pago de un rescate y la entrega del secuestrado.

Además de que detuvieron el tránsito por horas. Y si a eso le sumamos que la ciudadmasgrandeybelladelmundo vive en obras, no terminamos de avanzar.

Si la ciudad fuera un ser humano estaría todo el tiempo en el quirófano. Siempre hay una construcción camino a nuestro destino, lo que hace que haya menos carriles para circular con la micro.

Este video lo tomé mientras iba al taller a que le dieran una checada a la micro. Observen como el pie pasa más tiempo en el freno que en el acelerador, y en las pausas vean el tránsito en pleno Periférico, que se supone, es una vía rápida.



Por ello no debe de faltar en el vehículo el kit para enfrentar las marchas, plantones y manifestaciones: música y teléfono. Los chilangos hemos convertido nuestros autos en extensiones de la oficina.

Es increíble la cantidad de juntas que he tenido en el auto. Acúsome que por un buen tiempo mi copiloto era la lap. Y mi mejor aliado una 3G. Esos tiempos han quedado atrás y ahora la cámara de mi celular es la que me entretiene al documentar lo que pasa en las calles.


Con ella puedo enseñarles como la economía de muchas familias se beneficia con las marchas y plantones, como se puede ver en esta foto, donde hay vendedores ambulantes en los carriles centrales de Periférico, como si estuvieran a la mitad de un concierto o un partido de futbol.
A nadie nos gustan las marchas, y cierto, en su mayoría son inútiles, pero mientras nuestro país (nosotros) ignore las causas sociales y los problemas que tenemos, nos seguimos enfrentando a ellas. Así que preparé sus 10 pesos de cuota, para comprar las gorditas de Periférico, justo debajo de Reforma.

jueves, 8 de enero de 2009

camping urbano

Bueno, pues aquí sí que entro en conflicto.

Siempre defenderé el derecho de cada persona de opinar, expresarse, exigir mejores condiciones, defender sus derechos (valga la redundancia) o cualquiera que sea la causa abanderada. Lo que no me explico, no tolero y no veo forma de justificar, es hacerlo atropellando al resto de la ciudadanía.

No me queda claro cómo se pretenden mejorar condiciones de lo que sea bloqueándole la vida a los demás, porque seamos sinceros, en el Distrito Federal cerrar una calle o hasta un carril de una avenida, implica que toda la operación de la ciudad se vaya al traste. Ya ni que decir cuando se les ocurre hacerlo en Reforma o Insurgentes.

¿En qué se traduce un plantón de medianas dimensiones? Tráfico, mucho más que cualquier día, por lo tanto un incremento en los índices de contaminación, retrasos para todo el que quiera circular por ahí, seguramente trayendo como consecuencia faltar (o al menos quedar mal) a compromisos laborales y, aunque parezca menor, incremento en la histeria colectiva que ya de por sí nos caracteriza.

Les apuesto que alguno de ustedes, alguna vez, se ha visto en la situación de tratar de llegar a algún compromiso, mientras una bola de sujetos se paran con pancartas y consignas a media calle importándoles una pura y dos con sal que los automovilistas tengan alguna urgencia o cita relevante. En el mejor de los casos lo hacen vestidos. No me podrán negar que han llegado a sentir el impulso de dejarles de ir el coche y simplemente seguir su camino… espero que lo hayan reprimido!

Tengo terriblemente presente el caso del famoso macro campamento en Reforma, supongo que porque me tocó vivirlo mucho más de cerca de lo que hubiera querido.

No sólo me impidió hacer mi rutina diaria durante todo el tiempo que duró, porque la mitad de mis actividades atraviesan la zona. Además fui testigo presencial de cómo afectaron la actividad productiva de varias empresas, me tocó tener que modificar planes y proyectos porque había que darle la vuelta a una de las principales arterias de la ciudad!!!

¿Alguien tuvo la curiosidad y el valor de caminar entre el campamento? Es real que olía a letrina, aunque algunos trataban de hacer uso de los baños de los comercios aledaños, también lo es que le dieron en toda la torre al pavimento, las jardineras, el mobiliario urbano, etc. La triste historia de los comercios que veían sus ventas irse en picada todos la conocemos.

Y para rematar está lo que no sé si todo mundo vio, que fue el abuso que los líderes promotores del movimiento hicieron de la gente por un lado que creía en la causa y por otro que no podía quedarse sin trabajo y que de pronto se encontró con que parte de sus responsabilidades era ir a estorbar en la ciudad.

¿Queremos un mejor país y no vamos a trabajar? ¿Queremos una mejor ciudad y buscamos contaminarla más? ¿Queremos mejores condiciones y nos tiramos a media calle? Perdón pero no estoy de acuerdo. La única manera de avanzar es que cada quien se ponga a hacer su chamba y deje a los demás que hagan lo que les toca.

He dicho.

Y por ahora me disculparán, que vamos a manifestarnos en honor de la del cumple! No’ más atravieso acá la unidad en algún cruce transitado y descolgamos las pancartas para Adrianirris!!!

lunes, 5 de enero de 2009

Caos en la ciudad…

Si no son los maestros democráticos, son los transportistas, o los estudiantes de la Normal de Tiripetío, los ex braceros o hasta los estudiantes de medicina que están hartos de no tener clases… pero siempre alguien pone el caos en el pueblo.
Mi ciudad, no se caracteriza por tener vías modernas, el tráfico de autos es cada vez mayor y las distancias más largas a causa de lo mismo y ahora agréguenle unas cuantas marchas, bloqueos o manifestaciones… es el infierno.
McCoy me decía el otro día que le daba ternurita que acá en el pueblo se quejaran de las manifestaciones cada tercer día, allá en la capital del mundo mundial son diario pero… tienen más calles!.
Yo no estoy en contra de eso, de que los inconformes se manifiesten y que presionen al gobierno para lograr sus objetivos, pero por qué tenemos que pagar los demás… Yo no manejo ni mi propia vida, menos un automóvil y supongo que los que sí lo hacen deben de sufrir mucho más, por eso propongo la creación de un manifestódromo, asi como en Brasil construyeron un coloso inmenso para bailar samba, pues podemos edificar un recinto en donde los estudiantes, maestros, transportistas, antorchistas y demás, puedan gritar sus cómicas (hasta eso que son re creativos) consignas en contra de todo el mundo, levantar sus campamentos y caminar y caminar a pleno rayo del sol.
Precisamente hoy iniciamos el año con un nuevo bloqueo, los transportistas cerraron una de las principales entradas a la ciudad, y eso originó que todo el pueblo se volviera loco, además de las callecitas cerradas por los vendedores con hartos regalos para que los Reyes Magos encontraran el mejor precio.
El calor era insoportable, y el tiempo avanzaba rápido, no pude llegar a mis citas de trabajo a pesar de que salí con una hora y media de anticipación a la oficina, que en un día sin marchas llego en 15 minutos… y ahí estaban todos, los manifestantes felices rascándose la panza y los automovilistas, usuarios del transporte y transeúntes, vueltos locos a causa del tráfico…
Finalmente nadie dijo nada, algunas palabras altisonantes sonaron y fueron apagadas por el claxon del coche de un lado… pero creo que ya nos estamos acostumbrando…
total a todo se acostumbra uno menos a no comer…

Perdón usuarios, pero la ruta de hoy estuvo en el plantón, gritando bien fuerte "!!queremos solución, a nuestra petición!!, ¡¡aquí estamos y no nos vamos, y si nos sacan nos regresamos!!, pero ya puede subir, aunque sea de regreso a su casa a ver que le traen los Reyes Magos.

viernes, 2 de enero de 2009

Ilusos


Tema: Clichés, costumbres y propósitos de Año Nuevo

Simplemente no quiero ni puedo imaginarme a Juan Pablo II corriendo con las maletas afuera de su casa en Año Nuevo (y creo que vivió unos cuantos). O a Carlos Slim poniéndose calzones amarillos para que le vaya bien en los negocios. O a Jenna Jameson poniéndose tanga roja para que sea un año lleno de sexo… bueno, a ella sí puedo y si me la quiero imaginar.

Pero ese no es el punto, sino lo absurdas y estúpidas que son esas costumbres guiadas por la superstición.

Tampoco es que no crea en nada, pero simplemente me parece inconcebible que el correr con una maleta afuera de casa pueda hacer que viajes mucho todo el año. Nunca lo he hecho y en el Microbus he viajado un poco más que varios que, cada año -como si fuera manda-, lo llevan a cabo.

Sin embargo hay costumbres de Año Nuevo que me gustan y una de ellas es el Recalentado. Te da la oportunidad de estar con la familia y los amigos, y hoy me he dado cuenta que no hay nada más importante que eso. Aquellos que tengan a sus viejos y a sus hermanos saben a lo que me refiero.

Poder estar con ellos y que sepan, sin palabras, que gracias a ellos se puede continuar más fácilmente es lo que hace que todo valga la pena. Y después, con la llegada de los amigos, se presentan las risas y las bromas… y el poder aniquilar esas botellas que sobrevivieron al año viejo.

Hay un par de costumbres más que sigo religiosamente. Las llamadas a las personas que amo, los brindis en honor de mis amigos y un par más… sin embargo, espero jamás decir que en este año nuevo entraré al gimnasio, dejaré de fumar o que ya seré cordial con los usuarios que pagan su pasaje con billetes de 200.

Si alguna vez digo uno de esos clichés, no será por Año Nuevo, sino porque haya algo me haga cambiar de opinión de manera radical, en cualquier época del año.

Y mientras eso pase, favor de pagar con monedas, que no quiero perder más tiempo en el tráfico.

jueves, 1 de enero de 2009

Hoy voy a cambiar

Me levanto temprano para ir al gimnasio, hago una estricta rutina de 45 minutos de cardiovascular y 45 minutos de pesas. Termino y desayuno, ligero y energético, como me dijo el nutriólogo que debo hacerlo para perder esos kilos de más que me dejó la navidad.

Salgo a la calle y conduzco no sólo con cuidado sino además con cortesía y respetando cada una de las señalizaciones y disposiciones viales de la ciudad. Sonrío a todos quienes me topo en el camino.

En la oficina no pierdo un solo minuto en redes sociales, Messenger, mail, fotos, ni cosa por el estilo. Mis ocho horas son 100% productivas para poder salir de la oficina en punto.

Llego a casa y empiezo a poner orden en mis papeles, cajones, clóset y demás. Este año no se me van a acumular tarugadas en cada rincón. Tiro todo lo que no sirve y regalo lo que ya no me pongo.

El refrigerador y la despensa están en estricto orden y las calorías incluidas en ambos pueden contarse con facilidad. La cava está cerrada, al menos hasta el viernes, nada de la copita de vino o el tequila todas las noches (aunque el doctor insista en que es bueno para la circulación y el PH), sólo en fin de semana. Claro que ya no hay cigarros, en ningún rincón del hogar.

Desde que me desvisto separo la ropa blanca de la de color, la de tintorería de la que se lava en casa. El reloj, los anillos, las pulseras y los aretes van a su correspondiente lugar y no se quedan solo aventados en el buró, lo mismo que los zapatos y el cinturón.

No, no es que sea obsesiva. Es que estoy cumpliendo religiosamente con mis propósitos de año nuevo:

  1. Hacer ejercicio
  2. Comer sano y, por lo tanto
  3. Bajar de peso
  4. Ser un ciudadano responsable y respetuoso
  5. No trabajar horas extras
  6. No acumular papeles y tener en orden la casa
  7. Dejar de fumar
  8. Dejar de beber (al menos entre semana)
  9. Bla bla bla

En pocas palabras BULL SHIT!!!

No conozco una sola persona que no jure sobre las uvas al menos uno de los propósitos anteriores, menos aún conozco alguien que en realidad los haya cumplido durante el año.

Lo único a lo que nos llevan estos falsos compromisos es a que al menos durante un par de meses el gimnasio sea intransitable, para esos maniáticos que sí vamos todas las mañanas como parte de una terapia y no de una débil voluntad. Que cuando buscas a alguien para ir a tomar algo un miércoles o jueves que estás a punto de matar al mundo entero no haya quórum, mismo caso cuando quieres ir por unos tacos de “cochi”, pedir una pizza o desayunar una torta de tamal.

Pero la pesadilla empieza desde antes. Para mí los rituales del 31 de diciembre son parte de la diversión pero nada más. Eso sí, las 12 uvas no las perdono, con sus respectivos deseos. Confieso culpablemente que suelo dedicar un par de ellos a mis amigos o familia y sus proyectos (qué quieren, una vez al año me pega lo cursi), pero fuera de eso lo demás me parece sólo como para ver quién puede hacer más tarugadas en el menor tiempo.

Por ejemplo:

Barrer la casa hacia afuera, salir con maletas a la calle, comer lentejas (además qué asco!!), quitarse los calcetines viejos, tirarlos al fuego y ponerse unos nuevos, poner un billete de la mayor denominación posible dentro del zapato, comer las uvas, abrazar a los parientes, enviar y recibir mensajes, tomar una copa de algo espumoso… y otras que de momento se me olvidan.

Sólo para evidenciar lo inútil de estos asuntos, el año pasado fue el primero que no salí a la calle con maletas… también fue el año que más he viajado en mi vida!!! De haber sabido me evitaba el ritual mucho antes.

Como sea, reconozco que me gusta el año nuevo. Me gusta esta sensación de un año nuevecito, con 365 días listos para estrenarse y hacer de ellos lo que queramos.

Después de años de propósitos, voluntades y tradiciones he llegado a una conclusión. La mejor forma de recibir el año es con gente a la que quieres, una buena copa burbujeante en la mano y riendo hasta que te falte el aire.

Yo empiezo este 2009 al volante, eso ya tiene que ser buen augurio.

Bienvenidos a la ruta y lo único que les puedo desear es: sean muy, pero muy felices!!