lunes, 17 de noviembre de 2008

Martes de peatones...

No gastaré mucho de su tiempo, ni demasiadas de estas líneas hablando de quién soy, de dónde vengo o a dónde voy.

Que baste decir que soy un exiliado. Un exiliado de muchas partes que ha vivido en varias otras y que por el momento se encuentra en Monterrey, capital neoleonesa también conocida como Regiolandia.


Me subo a este esfuerzo lúdico-pseudo-filosófico-pero-harto-psicotrópico de escribir entre varios un blog con la única intención de intercambiar visiones, opiniones y argumentos sobre todo y nada en particular: esta semana, el asunto del transporte público.

Me tocó encargarme del martes, ese extraño día en el que el fin de semana está lejano, ya sea viendo hacia el futuro o en retrospectiva.

Ahí perdonarán ustedes lo que pueda resultar entonces en nuestra ruta de cada martes, esperemos no encontrarnos tantas marchas, mercados sobre ruedas, bloqueos, accidentes, construcciones, retenes anti-alcohol y desviaciones.


Pero entrando en materia, ¿qué puedo decir sobre el asunto del transporte público estando en esta singular ciudad? Dos cosas.


- Para nadie resultará sorprendente saber que el de Monterrey es uno de los servicios de transporte más caros del país. Desde los 4 pesos de su boleto de metro hasta los 8 de cualquier camión intermunicipal con aire acondicionado. Cuando se piensa en ciudades caras para vivir, Monterrey puede levantar la mano como serie candidata a la hora de considerar el gasto en transportación, si no se tiene vehículo propio… lo que me lleva al punto número…


- ¿¡Quién carajos diseñó esta ciudad?!

Perdonen la expresión, pero es que no es para menos.

He vivido en toda clase de ciudades, desde grandes capitales hasta pueblitos metidos en pequeñas islas, y en todo el abanico de posibilidades visitadas y habitadas en mis __ años, no había estado en una con tan poca consideración para el transeúnte o el ciclista.


Me queda claro que la importancia de tener carro puede ser directamente proporcional a su necesidad como artículo de uso/explotación/beneficio social, y Monterrey para eso se pinta solo, pero vamos, que no dejar espacio u opciones para que la gente se traslade caminando o poder tomar una bicicleta, es ya una exageración.

Y en verdad no exagero. Monterrey no puede ser caminado ni andado en bicicleta. No está hecho para ello. Las avenidas no tienen banquetas, ni hay espacio para las bicicletas, Pasar a San Pedro desde Monterrey es casi imposible si no se hace en algún vehículo.


Mucho puente, mucho túnel, mucho distribuidor vial pero poca acera. Caminar, aquí, ni siquiera es una posibilidad.


Imaginen que están en cualquiera de esas rarezas urbanas que son las ciudades de Estados Unidos, donde hasta para ir a la tiendita (llámese Oxxo, 7Eleven o como quieran) hay que usar el auto y donde lo menos usual es caminar de un lugar a otro (exceptuando NY)… pero imagínenlo de este lado de la frontera.

Para mí, eso es parte de un concepto urbano integral de transporte público: el impulso a alternativas. Las rutas de Monterrey están bien organizadas y corren eficientemente, pero me parece que no es posible sentirse del todo a gusto en un espacio donde no puedes disfrutar la opción de caminar a donde vayas o de un día dejar el auto y subirte a la bicicleta.


Quizás desvié el tema, pero francamente no me importa demasiado… extraño caminar o trasladarme en bicicleta. Esa es la verdad.


¡Súuubbbaaaleee, los martes es a favor de los peatones y los ciclistas en este micro! ¿Quién dice Yo?

2 comentarios:

Elma dijo...

subiremos pue!! saludos hasta esas tierras regias

xxxxxx dijo...

Muy muchas felicidades por este nuevo espacio, me he pasado un muy buen rato leyendo anecdotas, visiones y puntos de vista que comparto ampliamente. Nos vemos en la prxima parada.