viernes, 28 de noviembre de 2008

Volante


Tema: Primer trabajo

Creo --porque a esta edad la memoria suele omitir recuerdos-- que mi primer trabajo fue en el Club de Golf México. Vaya, la primera vez que me pagaron por hacer algo, y que no fue mi familia.

Tenía que poner actividades al grupo de niños inarticulados que no salieron de vacaciones (aún no sé porqué los hijos de pudientes son tan brutos para las actividades físicas). Yo, más que un trabajo, lo veía como la oportunidad de tener dinero para invitar al cine a aquella niña de la prepa.

Cuando terminaron las vacaciones ya me había acostumbrado a tener más dinero en la cartera que el que me regalaba mi padre (no’mas por ser su cachorro) y sabía que tenía que conseguir, ahora sí, un trabajo de verdad.

Pensé en dar horas de entrenamiento en el beis, en pintar cuadros y venderlos y hasta en ser cobrador de ‘micro’ (¿así o más irónico?).

Finalmente encontré una tarea que sólo me ocuparía unas horas por la tarde, repartir publicidad de ANV San Jerónimo, es decir, cerca de la casa.

Estaban de moda esas bolsitas para la basura en los autos y se les ocurrió imprimir en esas bolsas la publicidad de la Acuática. Y ahí estaba el McCoy, caminando por las calles cercanas metiendo las bolsitas al buzón. Al tercer día todas las casas de la zona tenían bolsitas, necesitaba una nueva estrategia.

Y fue cuando pensé en el cruce de SanJe y Periférico. En cada alto veía a todos mis vecinos que, al recibir las bolsas, me intentaban dar monedas. Pensaba “cualquiera de estos conoce a Nelson y le van a decir que recibo lana por sus bolsas y me va a correr”, así que las rechazaba con el discurso moralista y ético de: “No señor, gracias, es mi trabajo”.

Todo iba de maravilla hasta que pasaban por el cruce Nelson hijo, Fernando y mi hermano, bajaban el vidrio del auto estirando la mano, y cuando estaba a punto de darles la bolsa, aceleraban; daban vueltas en “U” en la Glorieta o cualquier cosa que me hiciera correr.

No sé cuantas veces me secuestraban para ir por pizza y me quitaban los fajos de bolsas, para decirme “hoy ya acabaste, ve con Willy (el gerente de SanJe) para que te de tu cheque”.

Después vinieron las redacciones, las agencias, los foros y finalmente las llaves del micro, sin embargo, cada que me toca la ruta que pasa por ese semáforo, estiro el brazo y recibo los volantes (flyers, publicidad)… total, el pasaje puede esperar a que le cobre.

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