jueves, 16 de julio de 2009

Los milagros.

Y pues sí bandera. Como de milagro apareció la chofiera del Lunes poniéndonos de pechito el tema. Y cayó como sapo en la estaca porque neta que nos hacía falta. Técnicamente nos cayó el tema como anillo (medallas) al dedulce. O sea, de milagro tenemos tema y de eso vamos a hablar mientras tengamos letras.

En mi microbus me ha tocado ver varios milagros. De todos tamaños, de todos colores, gustos y sabores. Me ha tocado que a pesar de ir conduciendo bien briagadales, lloviendo retejuerte, sin luces y de noche; llegue sano y salvo a encerrar el micro a la pensión. En esta ciudad me ha tocado el milagrazo, que al menos mientras yo he salido a dar el rol con la unidad, naiden se me ha trepado a atracarme. Neta que en esta ciudad, eso es un milagro.

Me ha tocado el milagro de que a pesar de rolar en un micro de dudoso cuidado, haya salido retejalador y role y role por todoterreno que se le cruce enfrente, de lado y por atrás. Me ha tocado el milagro, de ver de todo conduciendo en las calles de esta ciudad; la más bella, grande y contaminada del mundo mundial entero, como dijera por ahí el chofer de los viernes. Me ha tocado levantar de 10 a 120 km/h en 4m de distancia, para meterme entre los carros cuando hay tráfico; y aquí el milagro es que nunca me le he embarrado a nadie cuando yo ni chofer soy. Soy chalán.

Podría también decirles que hay otros milagrazos que la gente se sube platicando y que parecen salidos de las amarillas páginas del Ooooorale o de la nota más roja de la Prensa. Como aquel de aquella señora que se quedó encerrada en un elevador por 7 días, dentro de un elevador atascado en el último sótano de un centro comercial en construcción y que aún así tuvo unos lindos gemelitos sin que nadie la ayudara. O como aquel otro, donde a un tal Chicarcas le enterraron un fierrote en la panza, le hicieron una sonrisa de oreja a oreja y le metieron tremenda madrina con palos y botellas; sin embargo sigue vivo pa' contarlo y hasta en la tele lo entrevistaron. Pa' mi que esos aunque sean cosas exageradas, neta que son milagros y no jaladas.

Sin embargo, aunque digan que es una jaladota, fue ese milagro que pasó aquí dentro del microbús, el que fue bien bonito. Un día arriba de la luz del conductor, apareció un capullito colgado. Duró allí varios días mientras componían la unidad, una vez que se descompuso y lo llevé a arreglar. El día que salí a circular de nuevo, de ahí salió una mariposa bien chida. Tenía unos colores bien acá. ¡No maaaanchen!, hubieran visto que cuca se veía. Y neta, que como les decía, en una ciudad como ésta, donde a veces parece que todo se lo lleva la verdolaga, pa' mi ése... ¡ése!, ¡es un milagro!

No sé si sea un milagro que haya nacido la mariposita en un micorbus que está destartalado, o que el milagro sea que un condenado bichito me haiga hecho ver que la vida a pesar de que está dura y tupida; es bien pocamadre. Ahí les dejo esta rola que habla de milagritos, porque yo como los Monchos, también creo en ellos...


Ahí nos vidrios banda.

No se pierdan el próximo episodio del Microbús. Más que un colectivo.

No hay comentarios: