Vi la hora maldije y me retiré de la cama en segundos… En el espejo alcancé a ver que llevaba eso que conocemos como un gallo. Puse saliva en tres dedos y lo peiné hacia atrás. Luego me puse unos jeans tomé las llaves y fui abotonándome la camisa blanca de manga corta y con manchas de mostaza de la torta de pierna de la semana pasada, y tratando de hacer el nudo de la corbata negra mientras corría.
Pero aquí estoy por fin.
Pasa y siéntate…tranquilízate…al fin yastás aquí qué más te da. Imagínate, que no soy yo…que soy el otro hombre que’sperabas ver: un desconocido que te’a escrito un verso y te’nvio a la luna en un trozo… de papel…
Ya estoy aquí en esta unidá que compartimos y este día me toca a mí y voy tarde. No sé si alcance a sacar la tarifa. Pero lo intentaré. Mientras ofrezco, colegas ruteros, una disculpa por el retraso… me quedé dormido. Soñaba que tenía un trabajo donde me hacían trabajar mucho y no me daba ni tiempo para sentarme a recolectar pasajeras-letras pasajeras-líneas y pasajeras-palabras como las que suben a diario: feas gordas altas delgadas guapas enanas perfumadas sucias pobres, y todo para hablar sobre nuestro tema en conjunto... Y creo que el sueño tuvo algo de cierto porque apenas llego aquí a la Unidá pero siento como si hubiera trabajado todo el día. Pero no chillo no chillo. Nomás tomo el volante. Suban, suban… eh? Qué cuánto es? A ver, anciana, a dónde va??
Desnúdate’ahora y’apaga la luz un instante. Y hazme el amor como lo haces con esos amantes…te juro que’oy es la última vez que te burlas de mi, que m’ engañas. Y fueron mis manos las que te escribieron la carta, han sido mis celos los que te pusieron la trampaaa. Es mi corazón el que llora de penaa por dentro, pero te dejo y me marcho para siempre…
Primer trabajo
El primer trabajo, el verdadero primer trabajo, es el de las amas de casa. No lo digo yo sino Juan José Millás que dice que ni los capitalistas que aseguran que el dinero mueve todo, ni los freudianos que ven al sexo como el motor de todo, mueven tanto el mundo como las amas de casa: ‘sin el trabajo de las amas de casa el mundo se acabaría; aunque su esfuerzo doméstico no figura en asientos contables ni el PIB’. Yo entiendo esto porque cuando mi madre, en teoría, descansaba, trabajaba entonces de ama de casa y nunca supe cómo hacía. O cuándo descansaba.
En cuanto a la palabra, la RAE dice que ‘trabajo’ es una ocupación retribuida. Pero asocia el término con sinónimos como dificultad, impedimento, perjuicio, penalidad… así hasta que llega a sinónimos a los que tenemos más miedo, como: tormento o suceso infeliz. Entonces lo que yo entiendo es que la palabra trabajo es una ocupación bipolar que da pero quita, algo que hay qué tener cerca y tenerle precaución, por aquello de los tormentos o sucesos infelices.
Entonces imagino a la palabra como a esos perritos que parecen lindos y que pueden no serlo. A veces te acercas y dices ‘ah qué lindo trabajo, mira, mira, tiene la oficina de un color y los jardines de otro; mira cómo sube las prestaciones…’, y estiras tu mano en son de paz pero el director, o todo el departamento, terminan por soltarte una mordida que te deja cicatriz cuando no te arranca un brazo o una pierna. Y tu sales huyendo con tu currículum enrollado en la mano, como única defensa que te queda.
Por otro lado, siempre asocié a la palabra 'trabajo' con mis padres. Hasta hace algunos años los nombres de mis padres debían ir en el mismo enunciado que esa palabra. El término con sus bipolaridades y todo; mis padres con sus sacrificios y todo.
Ahora agradecido por todo eso, trato de aplicar las palabras del padre sabio de un amigo que dice que ‘hay qué trabajar duro de joven para, de más joven, no hacer nada’. Sólo agregaría que el trabajo, si es posible, deberíamos mantenerlo siempre como el primer cachorrito boxer que tuvimos. Si bien no podemos evitar que crezca, sí podemos educarlo bien para que no llegue a morder brazos, piernas o cabezas. Alguna vez fui reportero y ustedes saben que es de esos trabajos que lo comen todo: a mí me mordió el tiempo varias veces para acabar engulléndose desde reuniones familiares los domingos, hasta novias. A la fecha a veces lo reclaman.
Rolita pal viaje; el costo va incluido en la tarifa...
Pero aquí estoy por fin.
Pasa y siéntate…tranquilízate…al fin yastás aquí qué más te da. Imagínate, que no soy yo…que soy el otro hombre que’sperabas ver: un desconocido que te’a escrito un verso y te’nvio a la luna en un trozo… de papel…
Ya estoy aquí en esta unidá que compartimos y este día me toca a mí y voy tarde. No sé si alcance a sacar la tarifa. Pero lo intentaré. Mientras ofrezco, colegas ruteros, una disculpa por el retraso… me quedé dormido. Soñaba que tenía un trabajo donde me hacían trabajar mucho y no me daba ni tiempo para sentarme a recolectar pasajeras-letras pasajeras-líneas y pasajeras-palabras como las que suben a diario: feas gordas altas delgadas guapas enanas perfumadas sucias pobres, y todo para hablar sobre nuestro tema en conjunto... Y creo que el sueño tuvo algo de cierto porque apenas llego aquí a la Unidá pero siento como si hubiera trabajado todo el día. Pero no chillo no chillo. Nomás tomo el volante. Suban, suban… eh? Qué cuánto es? A ver, anciana, a dónde va??
Desnúdate’ahora y’apaga la luz un instante. Y hazme el amor como lo haces con esos amantes…te juro que’oy es la última vez que te burlas de mi, que m’ engañas. Y fueron mis manos las que te escribieron la carta, han sido mis celos los que te pusieron la trampaaa. Es mi corazón el que llora de penaa por dentro, pero te dejo y me marcho para siempre…
Primer trabajo
El primer trabajo, el verdadero primer trabajo, es el de las amas de casa. No lo digo yo sino Juan José Millás que dice que ni los capitalistas que aseguran que el dinero mueve todo, ni los freudianos que ven al sexo como el motor de todo, mueven tanto el mundo como las amas de casa: ‘sin el trabajo de las amas de casa el mundo se acabaría; aunque su esfuerzo doméstico no figura en asientos contables ni el PIB’. Yo entiendo esto porque cuando mi madre, en teoría, descansaba, trabajaba entonces de ama de casa y nunca supe cómo hacía. O cuándo descansaba.
En cuanto a la palabra, la RAE dice que ‘trabajo’ es una ocupación retribuida. Pero asocia el término con sinónimos como dificultad, impedimento, perjuicio, penalidad… así hasta que llega a sinónimos a los que tenemos más miedo, como: tormento o suceso infeliz. Entonces lo que yo entiendo es que la palabra trabajo es una ocupación bipolar que da pero quita, algo que hay qué tener cerca y tenerle precaución, por aquello de los tormentos o sucesos infelices.
Entonces imagino a la palabra como a esos perritos que parecen lindos y que pueden no serlo. A veces te acercas y dices ‘ah qué lindo trabajo, mira, mira, tiene la oficina de un color y los jardines de otro; mira cómo sube las prestaciones…’, y estiras tu mano en son de paz pero el director, o todo el departamento, terminan por soltarte una mordida que te deja cicatriz cuando no te arranca un brazo o una pierna. Y tu sales huyendo con tu currículum enrollado en la mano, como única defensa que te queda.
Por otro lado, siempre asocié a la palabra 'trabajo' con mis padres. Hasta hace algunos años los nombres de mis padres debían ir en el mismo enunciado que esa palabra. El término con sus bipolaridades y todo; mis padres con sus sacrificios y todo.
Ahora agradecido por todo eso, trato de aplicar las palabras del padre sabio de un amigo que dice que ‘hay qué trabajar duro de joven para, de más joven, no hacer nada’. Sólo agregaría que el trabajo, si es posible, deberíamos mantenerlo siempre como el primer cachorrito boxer que tuvimos. Si bien no podemos evitar que crezca, sí podemos educarlo bien para que no llegue a morder brazos, piernas o cabezas. Alguna vez fui reportero y ustedes saben que es de esos trabajos que lo comen todo: a mí me mordió el tiempo varias veces para acabar engulléndose desde reuniones familiares los domingos, hasta novias. A la fecha a veces lo reclaman.
Rolita pal viaje; el costo va incluido en la tarifa...
1 comentario:
A pesar de que mi perrito-trabajo no me da tiempo de muchas cosas, trato de darme diez minutos para subirme todos los días al micro y leerlos. Y sabes qué... sigo siendo tu fan! Salúdame a tu amigo imaginario, ese que cuando tu tomas chelas, él fuma más!
A.
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