Es clásico el wey que te dice que el futbol es para nacos, para iletrados o de plano para tarados. También lo es el “erudito” que opina que la inversión en cualquier cosa que tenga que ver con deportes es un tiradero de dinero o el que dice que es una táctica dilatoria para darle atole con el dedo al pueblo y que bla, bla, bla...
Por otro lado tenemos al clásico que opina que los futbolistas son incapaces de aprender a leer y escribir, que son todos una bola de ignorantes que sólo pueden patear una pelotita (por cierto, quisiera yo ver a esos criticones pateando como Roberto Carlos, Ronaldinho o el Tuca).
Afortunadamente hay dignas excepciones que sacan la casta por ambos lados.
En cuanto a futbolistas, me quedo con dos ejemplos. En el terreno nacional Félix Fernández, ese que fuera emblemático portero del Atlante (si, del que fue campeón en el ’92 contra los Rayados, ahórrense sus comentarios) y que más allá del arco es egresado de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, pedagogo él. Independientemente de que su hermana sea una reconocida académica de la comunicación en nuestro país (y me refiero a Fátima Fernández Christlieb) Félix tiene una importante capacidad de expresión. Recuerdo haberle leído muy buenos artículos en Proceso y más adelante columnas en el Reforma, además de muy bien escritas, con una pulcra redacción, coherentes y profundos. De hecho mucho, pero mucho mejores que los de varios de esos que hoy se dicen periodistas y escriben sin pies ni cabeza.
Otro caso, que me lleva irremediablemente a los hombres de letras amantes del fútbol, es Jorge Valdano. Yo creo que nadie criticará su talento como futbolista y seguramente por ahí habrán leído sus colaboraciones mediáticas. Pero lo que a mí me sorprendió gratamente fue su capacidad literaria.
Hace algunos años, el señor se aventó el detalle de reunir a varios escritores en torno al fútbol, en una recopilación llamada tal cual “Cuentos de Futbol” (ed. Alfaguara, 1998). Figuran autores como Alfredo Bryce Echenique, Mario Benedetti, Juan Villoro (al que un día le perdonaré su tarugada sobre las RP’s) y otros varios que de momento no recuerdo, pero que creo que nadie se atrevería a llamar iletrados, ignorantes o nacos.
Para muestra un botón. Acá les dejo mi cuento favorito de ese libro, de la autoría del propio Valdano y titulado “Creo vieja, que tu hijo la cagó”.
PD también es clásico lo de quejarse sin aportar, así que a todo ese pasaje que ha reclamado la ausencia, se vale proponer rutas por las que quieran que pase el micro.
1 comentario:
¿Qué tal alguno de estos?
- "Libros y bibliotecas"
- "Pretextos"
- "Pánico escénico"
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