viernes, 21 de noviembre de 2008

De base a base

Es viernes y hoy toca. Así sin más, como una ley no escrita, pero ley a fin de cuentas. Y para darle más valor, una Ley Natural, es decir, esas que no se pueden violar.

El Azar, el Destino, Alá, Roger Clemens, o como quieran llamarle, decidió que el viernes sea el encargado de operar este Microbus. No prometo que la ruta sea siempre la misma, es más no les prometo ser puntual, pues con este tráfico no se puede garantizar eso.

Lo que sí prometo, es publicar siempre lo que --de manera subjetiva-- creo que pueda tener uno o dos pares de ojos que atiendan hasta el final.

Sean bienvenidos a este primer viernes de ‘la micro’, y a este ejercicio de goce y placer. Favor de recorrerse al fondo, que hay lugares.

Tema: Trasporte Público

Sonó el timbre y se levantó para abrir. Era ella, con un ramo de rosas y esa hermosa sonrisa. Habían pasado un par de meses desde que había decidido irse de casa.

Jamás recibió la dirección de su nuevo departamento, un correo electrónico o una llamada que le dijera que estaba bien, si necesitaba algo o si le devolvería aquella sudadera que usaba como pijama.

Supo, por amigos en común, que tenía un amante y que parecía feliz a su lado.

-- ¿Qué quieres?, le preguntó de golpe, reflejando que aún estaba herido.

-- Que me perdones, dijo ella mientras salía la primera lágrima.

Se quedó callado y la invitó a pasar. Durante muchas semanas pensó que un día eso pasaría, que ella regresaría y le diría lo arrepentida que estaba... que había sido una estúpida al haberlo dejado... que lo amaba y que jamás podría estar lejos de él.

Escuchó una a una esas frases y más. A pesar de que sabía que eso se podría repetir una y otra vez, confió en ella, escuchó cómo le pedía que vivieran juntos, que formarán una familia, que él escogiera el nombre de los niños. Se besaban una y otra vez y terminaron sin ropa, fornicando en la sala.

De pronto sintió una mano en el hombro derecho que le sacudía fuertemente.

-- Joven, joven… ¡ya llegamos!