- Ahí ‘tan las llaves –
- ¿Y a mi qué? –
- Pos que te toca sacar el micro –
- Nel, ‘tas bien wey –
- Es jueves –
- Ni maíz, es miércoles –
- Mta, se me hace que sigues crudeando –
- Chale, méndigos puentes, no’mas me hacen bolas el calendario -
Y si, la verdad es que eso me pasa cada vez que alguien se inventa un puente, fin de semana largo o como le quieran llamar. La parte buena es que llego al viernes sintiendo que es jueves y la semana se acaba antes. La mala es que me confundo a tal grado que se me olvidan juntas, citas, compromisos y demás.
Hace algunos años, cuando era estudiante universitaria, me invitaron a un programa de debate, que si me preguntan cómo se llamaba no tengo la menor idea (sí, tengo lagunas mentales, sólo recuerdo que lo transmitía TV Azteca) pero el tema central era hablar de los puentes, asuetos y fines de semana largos. Ahí nos juntaron a un par de estudiantes, autoridades de la SEP, académicos, etc.
Lo mejor del asunto fue cuando preguntaron quién estaba en contra de los puentes (obvio alguien tenía que estar en contra para que hubiera debate) y claro que nadie levantó la mano, esto es México señores y no le hacemos el feo a un día de descanso ni por equivocación. Pero bueno, un programa de debate sin debate… osea que ahí andaban buscando alguien capaz de inventarse argumentos contundentes y defenderlos en televisión nacional.
Adivinen quién fue la elegida. Pos si, como que desde ahí se perfilaba mi vocación, no de mentirosa, sino de buscar argumentos donde parece que no los hay.
Ahí me tienen, diciendo a nivel nacional que a mí no me gustan los puentes, si se preguntan cómo logré sonar convincente (creo) pues me encontré un argumento que en serio me caía fatal y era que al final del semestre todos los maestros quisieran reponer las clases perdidas en esos días.
Luego trabajé en radio, los puentes me caían peor ¡¡porque eran los días que más chamba tenía!! Como hacíamos un programa de entretenimiento, me tocaba darle ideas a todos los que andaban papaloteando por la ciudad mientras me encerraba en una cabina.
Hoy, la neta es que si, agradezco cualquier día que no me tenga que levantar temprano y menos que me tenga que vestir de ejecutiva. Disfruto especialmente los puentes cuando la gente se larga de esta hermosa Chilangotitlán y puedo pisar el acelerador del micro hasta el fondo.
Súbale, que ya se acabo el asueto y hay que darle al cilindro.
jueves, 5 de febrero de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario