Tributo al pecador
Texto: Beautiful Loser*
Mi ipod --mejor conocido como “el negrito”… “mí negrito”-- es mi compañero de viajes. Con él he recorrido la ciudad, de mis nortes hasta los sures, orientes y desde luego los ponientes. Ya me ha acompañado a algunos viajes dentro de la república, como a Zacatecas, dónde fue testigo de mi primer vuelo en avión o a Cancún, donde vivimos días playeros acompañados por Nouvelle Vague, Cerati y Ely Guerra.
En definitiva, ha sido fiel testigo de mis caminatas por el Centro; la compañía perfecta para recorrer museos; cómplice de mis tristezas, pero también de mis alegrías y es el responsable del soundtrack de mi vida.
Siempre he dicho que desde que tengo a mi negrito soy una mujer más feliz; hace mucho que no me molesta que me piropeen en la calle (obvio no entiendo/escucho los piropos) y además las distancias se hacen cortas. Incluso a veces (y perdón si se lee pirado) mientras escucho alguna rola me imagino que estoy viviendo el video de esa canción, que las personas, los autos, los árboles, el paisaje en sí, son parte importante y básica de esa melodía. He dejado de caminar en la calle, para ir bailando sobre ella.
Desde que empezó el año no le he puesto nada nuevo al negrito, me hice un playlist para un viajecito en corto y resulta que a la semana después mi lap se había muerto y con ella mucha de la música con la cual se alimenta mi nano. Así que de pronto el DJ Shuffle se ha estancado entre Sondre Lerche, Everything but the girl, algunas cositas electrónicas, el Interpol de cajón, el último de los Matones, el In-Rainbows (uhúuuu!) y muchos otros. Este post es un tributo al “Sinful” (ese es su nombre oficial) por toda la felicidad que me ha dado durante estos años juntos.
*Beautiful Loser, además de ser nuestra operadora madrina, es famosa en el mundo del twitter y del podcasteo. No es difícil verla haciendo coreografía en las bancas de Reforma. Ya con su licencia permanente, prepara dos proyectos en línea. Puedes seguirla AQUÍ.
2 comentarios:
Esos aparatitos traen felicidad, eso sí. Solía decir, "si tuviera un Ipod, sería un Ipod feliz" y desde septiembre he visto puras sonrisas en el camarada, ja ja.
Aunque da miedo andar paseando esas ondas por la calle, es en general (cualquier aparato que lo deje a uno escuchar lo que guste donde guste) algo que hace los caminos maravillosos.
Ay que poeta soy, snif.
Parece que en este colectivo se respeta el playlist de cada quien.
No se que será más dañino, si subirle al máximo el volumen a mi ipod o el coraje que hago cuando se suben al transporte público los vendedores de mp3 a 10 y 15 con sus bocinitas y me parten mi momento de camino maravilloso.
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