El mito de que tú y tu jefa sean mujeres
Texto: Una Diva*
En mis experiencias laborales siempre he escuchado esa teoría de que lo peor que te puede pasar como mujer es que tu jefa lo sea también.
Yo he sido afortunada, creo, pues todos mis “superiores” han sido hombres desde que comencé en esto del mundo laboral y, dejando atrás mi feminismo, les puedo decir que la relación con mis jefes ha sido estupenda, la comunicación ha fluido y he podido aportar mis ideas y puntos de vista sin problema alguno.
No sé si radique en que somos de género opuesto o simplemente he tenido suerte, lo sabré hasta que mi jefe sea mujer.
Pero las historias urbanas sobre trabajar con mujeres no me dejan ganas de tener a una persona del mismo sexo como jefa directa.
Una amiga me contó que su jefa no le permitió salir una hora antes cuando su hijo enfermó y tenía que ir por él a la guardería; otra amiga odió su primer trabajo donde la encargada de departamento tenía constantes problemas con su novio, los cuales descargaba con ella y otras compañeras, “resultaba un terror escucharla colgar pues no sabíamos con que humor la habría dejado su pareja”.
Dicen que “entre mujeres podemos despedazarnos, pero jamás nos haremos daño”, sinceramente no quiero averiguarlo…
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