Mi vida laboral es corta, pero en este tiempo he tenido un sinfín de jefes y descubrí que los jefes nunca tienen contento a nadie…
Si es buena persona, le falta carácter, te lo pasas por encima, pobrecito no puede… si es enojón, tiene problemas, es un déspota amargado sin corazón…
Creo y sé que es muy difícil tener gente a cargo, a los problemas personales y mentales de los empleados, se puede sumar la carga de los jefes de otro nivel, la familia, los problemas de la empresa, el alza del dólar, la crisis financiera… Pero nosotros, los obreros, qué culpa tenemos!
En mi caso, ahora sufro... en realidad sufrimos (toda la empresa) porque el que dice ser nuestro jefe, aprovecha el poder, tal vez para él sea lo más normal, pero creo que no se vale, puesto que el ambiente de trabajo se convierte en un infierno, y eso en mi muy personal punto de vista es perjudicial para la misma empresa, pues el rendimiento de la plantilla obrera se ve reflejado en el producto final.
Todos quisiéramos tener un jefe de esos que saben distinguir entre la amistad y la chamba, de los que motiven a hacer mejor las cosas con solo decirte, "hiciste un buen trabajo", de esos que te ayuden a salir de un problema y no te metan más en el hoyo, o de los que por el simple placer de saludarlos tengas una excusa para ir contento a la oficina.
Pero creo que esos solo existen en la TV, o en mi imaginación… que triste.
Por eso admiro a los que son sus propios jefes, los que viven en la impunidad de trabajar desde la cama, sin rendirle cuentas a nadie…
Súbale y disfrute del llingun bels
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