sábado, 21 de marzo de 2009

La peor de las crisis

Tema: Crisis.

Para los que vivimos del oficio más hermoso del mundo, el atravesar una crisis puede ser mortal, angustioso, desesperante y desesperanzador.

El sufrimiento era mayor hace unos años, antes de que el uso de computadoras fuera tan normal como el tomar agua.

Recuerdo mis primeros días en El Economista. Aún estaba en la Septién y tenía una columna los martes, es decir, los lunes tenía que entregarla, y por lo general, comentando la actividad del domingo.

Cuando había Gran Premio o cualquier competencia era sumamente sencillo el cumplir con la encomienda, pero cuando no había carrera, comenzaban los problemas (para un inexperto reportero, pues hoy sé que hay miles de salidas y soluciones).

Lo peor que me podía pasar era enfrentarme a la imponente hoja en blanco. Desde que la tomaba y la metía a la Olivetti mi mente comenzaba a viajar y dar vueltas. Ahí estaba… intimidante, esperando que comenzara a pegarle a las teclas para que el sistema de palancas dejara marcadas, gracias a esa sucia cinta, las palabras.

Las frases no llegaban. Y no era como ahora, que pones una palabra, y te puedes regresar y la borras y la editas y pasas el párrafo para abajo y lo suprimes completo y le das “copy-paste”… no, si pegabas a esa tecla, se marcaba y no había marcha atrás.

Una equivocación llevaba a arrancar la hoja, arrugarla y echarla al bote de basura. No había lugar al error.

Malditas crisis creativas. Malditas crisis literarias. Malditas crisis periodísticas. La peor crisis del mundo.

Pero así era, y que bueno que así fuera. Gracias a eso, hoy puedo redactar lo que me venga en gana aún sin tener la idea clara. Las palabras se siguen una a otra, se unen, se hilan, se aman.

Si Dios permite que --por la razón que sea-- regresemos a esos tiempos, yo no tendría empacho. Regresaríamos a la presión que mueve a los que escogimos el oficio más bello del mundo, esa que las nuevas generaciones no tienen, ni tendrán idea.

Gracias a ella, los que la vivimos, podemos hacer un texto, como este, en apenas ocho minutos. Malditas crisis… benditas crisis.

**Esta corrida no pudo salir en viernes, debido a que me traje “la micro” a Puebla para ser parte del Campeonato Mundial de Autos Turismo (WTCC). Ofrezco una disculpa, ojalá que la espera haya valido la pena.

1 comentario:

Elma dijo...

Y si valió la pena mi querido Mc, a veces es bueno recordar aquellos días en que empezamos a escribir en una hoja en blanco nuestra propia historia... aún sin pertenecer o vivir del oficio más hermoso del mundo.